En una charla realizada en las instalaciones de Juntos A.C. dirigida a familiares y cuidadores primarios de personas con discapacidad, se abordó la relevancia de erradicar la infantilización hacia este sector.
La infantilización en la discapacidad es un fenómeno que plantea desafíos significativos en la sociedad actual. Considerar a las personas con discapacidad como eternos niños y niñas, incapaces de tomar decisiones y llevar una vida autónoma, refleja una lógica errónea y desactualizada. Es crucial reconocer que la edad cronológica no define la capacidad de una persona para expresar sus necesidades, deseos y anhelos.
Las formas en las que se puede caer en la infantilización son variadas: desde hablarles en diminutivo o con tonos infantiles hasta ignorar sus emociones o desechar su intimidad. Negarles el derecho a una vida sexual y restringir sus oportunidades laborales son algunas de las prácticas dañinas que surgen de este enfoque equivocado.
Los efectos de la infantilización en la discapacidad pueden ser profundos y perjudiciales. Impacta negativamente en su desarrollo emocional y puede generar comportamientos inapropiados, así como identidades desajustadas. Además, la falta de información sobre sexualidad y consentimiento deja a las personas con discapacidad vulnerables a situaciones de abuso y violencia.
“La infantilización en la discapacidad representa un enfoque obsoleto y perjudicial que limita el desarrollo y la autonomía de las personas con discapacidad. Tratar a estos individuos como eternos niños y niñas, carentes de necesidades y deseos propios, impide su plena integración en la sociedad y restringe sus oportunidades para llevar una vida independiente”.
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Reconocer la autonomía y las capacidades individuales es esencial para el desarrollo pleno de cada persona con discapacidad. La sobreprotección y la asunción de su dependencia limitan sus oportunidades de ejercer su autonomía y construir una vida independiente.
Repensar la infantilización en la discapacidad es un paso crucial hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa. Aceptar y valorar a cada individuo en su plenitud, reconociendo sus capacidades y deseos, nos permite avanzar hacia una comunidad más justa y equitativa para todos.
